miércoles, 2 de marzo de 2016

Miso



Miso


En el primer post del blog hablamos de la sopa de miso, cómo se hace y para qué nos venía bien.
El miso es un aliño de origen chino que posteriormente se extendió a Japón.
Existen varios tipos:
  • Hatcho miso: hecho a base de soja fermentada. Es el más proteico, más salado y de sabor más fuerte. El más recomendado en problemas de salud por su menor contenido en sal y agua y haber estado más tiempo fermentando. Tiene un alto contenido en hierro y aminoácidos libres.
  • Kome miso: se elabora con soja y arroz blanco. Su sabor es más suave y dulzón. Se consumía, exclusivamente, por la aristocracia y samurais.
  • Genmai miso: elaborado a base de soja y arroz integral. También es muy suave y rico.
  • Mugi miso: está hecho con soja y cebada. Tiene un sabor intermedio y el que más éxito tiene en occidente. Aporta un 13% de proteínas. 

Es una pasta densa, resultado de la fermentación de los cereales y soja que he nombrado anteriormente. Esto aumenta los beneficios de estos granos ya que hace que sus nutrientes tengan más biodisponibilidad y pierdan los antinutrientes que estos tienen. 

Los beneficios que aporta son los siguientes:

  • Depurativo
  • Antioxidante y antienvejecimiento.
  • Favorece las digestiones: para personas con gases, acidez, reflujo, etc.
  • Favorece el crecimiento de la flora intestina por lo que fortalecen el sistema inmunitario.
  • Muy bueno para aquellas personas que trabajan frecuentemente frente a un ordenador o aparatos de radiología, ya que ayuda  a eliminar las radiaciones del organismo.
  • Es alcalinizante eliminando la acidez de nuestro cuerpo. Alivia la fatiga, protege de úlceras gástricas, disminuye el colesterol y  la presión arterial. Protege del cáncer, sobre todo del cáncer de estómago. 

Es mejor comprarlo en embase de cristal, para que los tóxicos del plástico no pasen al producto.

Para que tenga propiedades terapéuticas, debe ser sin pasteurizar, así mantiene el fermento vivo. Cuando lo añadimos a la sopa, como expliqué en el post de sopa de miso, debemos añadirlo al final de la cocción, sin que hierva. Sólo calentarlo ligeramente, durante tres minutos y tomar. Lo podemos añadir a sopas, cremas de verduras, guisos que nos gusten, estofados de legumbres, etc...
Aunque está muy bueno como condimento en frío, no se aconseja tomar sin calentar. Es un buen sustituo de la sal puesto que una cucharada de miso contiene 700mg de sodio y la misma cantidad de sal contiene 6500mg de sodio.

FUENTES:

CUEVAS, O. (2003). “El equilibrio a través de la alimentación”. León. Ed. la autora.
PÉREZ CALVO, J. (2011). “Revitalízate”. Barcelona. Ed. Zarana.
FERNÁNDEZ, O. (2015). Guía práctica para una alimentación y vida anticáncer. Barcelona. Ed. Urano.








No hay comentarios:

Publicar un comentario